viernes, 7 de agosto de 2009

Simone de Beauvoir en los USA

"Los hombres te decepcionarán; un buen libro jamás" le dijo un buen día mi abuelo Dexeus a mi prima Ana. A mí me gustaría leer un libro cada día y ello no posible en invierno pero en verano... casi. Así que me fui a mi biblioteca de barrio (otro día hablaré de ella con calma) y me llevé "América día a día" de Simone de Beauvoir. Porqué lo escogí no lo sé, seguramente porque desde hace dos años me trago -literalmente- muchas autobiografías y diarios, especialmente de mujeres.Ha resultado excelente,y se habla poco o nada de él. Simone de Beauvoir es capaz,en unas pocas primeras páginas, de expresar lo que nos ha pasado a todos al aterrizar en Nueva York: ya ha visto el paisaje en las películas, pero se siente extraña, no está aún allá: "No hay lugar para mí en estas aceras; este mundo extraño donde he ido a caer no me esperaba,está completo sin mí,es un mundo en el que no estoy (...) poseo el anonimato de un fantasma".Hay quien acaba por integrarse y quien no, pero la primera impresión es de algo conocido pero sumamente ajeno,yo lo llamaba "marciano". " Veo largas calles luminosas con centenares y centenares de coches ",sigue diciendo Beauvoir (estamos en 1947);(...) "el ajedrezado regular de las calles, las aristas inmutables de los cruces de ángulo recto,la alternancia matemática de semáforos rojos y verdes dan tal impresión de orden y paz que la ciudad se me antoja silenciosa" ": es lo mismo que pintó Mondrian en su serie "New York City" y sobre todo , en el cuadro titulado "Victory Boogie-Woogie " de 1943-44, o sea, pintado tan sólo tres años antes. Ordenada, dinámica y silenciosa (luego uno descubre que no lo es tanto).
Simone de Beauvoir se siente fascinada también por pequeñas modernidades tecnológicas: el que para pasar en el metro no haya un empleado, sino que baste "con poner un niquel, la ficha mágica que también pone en marcha los teléfonos". Esta pequeña fascinación la sentí igualmente en 1979 y en cambio, recientemente, Nueva York me pareció avejentado,un poco ya como una pieza arqueológica de la modernidad. Sin duda esta fascinación se debe de hallar ahora en Japón o en Dubai, que no conozco.Seguiremos.


Victoria Combalía

7 agosto 2009